Belmonte de San José, «antiguamente, Bellomonte», es una población de la Comarca de Bajo Aragón situada sobre una colina desde la que se visualiza todo el Bajo Aragón o Tierra Baja. Esta villa se encuentra cercana al yacimiento del río Mezquín y está protegida por una muralla natural que forman los altos de la Tossa, del Sireral, los Puntals o la Vimenera. Dista 180 kilómetros de Teruel, 130 de Zaragoza y 16 de Alcañiz.
Existen en su extenso término municipal de 34 Km cuadrados, antiguos vestigios de ocupación humana que se remontan a las edades de Bronce y de Hierro, así como a la época Ibérica anterior a la era cristiana. Posee un conjunto arquitectónico acogedor y armonioso y el edificio que más resalta en su conjunto es la Iglesia de San Salvador, de la segunda mitad del siglo XVIII, con su torre de 193 escalones. Se utilizada como mirador de todo este sector del Bajo Aragón. Merece la pena perderse en su casco urbano y tratar de encontrar sus antiguas puertas de acceso, entre otros muchos monumentos.
El casco urbano de la población ocupa el centro de un semicírculo o herradura, uno de cuyos extremos culmina en la punta de una sierra donde se encuentra la ermita de San José, con dos balconadas incomparables: una abierta hacia la propia población, la otra orientada al extenso campo llano aragonés. Todavía existe en su termino otra demarcación. flanqueada de vales y pinares, donde encuentra cobijo una amplia comunidad de masías.
El entorno natural de esta población resulta especialmente atractivo. El terreno presenta la amenidad de un vergel mediterráneo, pero sin mar. Es fértil, aunque quebrado. Produce muchas hierbas de pasto y en todo el hay plantaciones de olivos y almendros Sus montes, medianamente poblados de árboles y arbustos como pinos, carrascas, coscollas y romeros, abundan en plantas medicinales como la salvia, el palo santo, la escabiosa, centinilla y otras.
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Belmonte de San José, apuntes históricos
La Villa de Belmonte de San José se sitúa en las estribaciones de las serranías del Maestrazgo turolense. Enclavada dentro de los territorios de la Orden Militar de Calatrava (Tenencia de Monroyo y Encomienda de Alcañiz), que le concedieron Carta Puebla en 1232 y Titulo de Villazgo en 1337.
Los calatravos se reservaron una gran Dehesa, Castillo, el Molino y el Horno. Estos bienes pasaron a ser propios de los Ayuntamientos al disolverse las Ordenes Militares y en la década de 1860 a propiedad privada. Belmonte, también llamado Velmont en algunos documentos, paso a tener el sobrenombre de Mezquín en el año 1917, para diferenciarlo de otros de idéntico nombre. En el año 1979 se aprobó tras una petición popular que el sobre nombre fuera el de San José.
Urbanismo y arquitectura popular de Belmonte de San José
La Villa estaba dotada de recinto murado, encerrada por cinco portales, de los que sólo sobrevivió el de Soldevila. No sólo se han reconstruido los otros cuatro, sino que hoy son seis los que encierran el casco urbano. El de San José, el de Mola, el del Muret, el del Portell (al que se accede por una gran escalinata de piedra construida en 1989) y el de la Villa de Madrid (inaugurado en julio de 1995 por el alcalde vitalicio de la Villa, Alvarez de Manzano), Además se ha construido otro Portal en extramuros, donde estaba el Cuartel de Levante, y con ese mismo nombre.
La calle Mayor y la de Aragón articulan perpendicularmente la mayor parte de sus calles, a modo de campamento romano. La conjunción de la piedra, ya sea de sillería, ya de mampostería en la parte inferior de los edificios, y del tapial en algunas partes superiores, son, junto con las portadas adoveladas, los aleros y carpintería de madera, los elementos más característicos de la arquitectura tradicional. Destacan algunas portadas de gran altura, si bien heridas o taponadas en tiempos pretéritos, así como algunos arcos góticos y de medio punto en el interior de los patios.
Se deben citar las casas solariegas de los Bosque, una en la calle de la Fuente y la otra en la plaza del Pilar (del Sola) así como el salón del Bar-Hostal, y la Casa Consistorial. Todos estos edificios corresponden al siglo XVI. Mucho más antiguo es el salón de 200 metros del Horno Calatravo con tres elevadísimos arcos de medio punto. Frente al portal de Villa de Madrid se puede contemplar el original Monumento a los Belmontinos y Bajoaragoneses con inscripciones en castellano y latín. También, a menos de cien metros se encuentra la Nevera, habilitada para actos culturales y restaurada en los años 1993/94
Posiblemente la construcción más antigua sea el supuesto puente prerromano o Puente Viejo (para diferenciarlo de Puente Nuevo del siglo XVII), punto donde comienzan los senderos que nos conducen por el Barranc Fondo, lugar de gran interés naturalístico.
Arquitectura religiosa
Belmonte de San José tiene en el centro de la Villa la Parroquia del Salvador, de estilo barroco, con su esbelta torre de cantería y ladrillo. Además tiene siete ermitas: el Calvario, Santa Bárbara, Estación del Encuentro, Virgen del Pilar, San Cosme y San Damián, Belén y el Santuario de San José, situado este ultimo sobre un espolón que ofrece una bella panorámica, siendo considerado uno de los mejores miradores del Bajo Aragón, especialmente desde la cercana Predicadera y desde la plaza del Pino, desde donde podremos contemplar el recorrido del Barran Fondo y en días claros el Pirineo.
Iglesia de El Salvador
Templo parroquial dedicado a la advocación del «Santísmo Salvador» (siglo XVIII). De estilo barroco, fue levantado a lo largo de aquel siglo sobre la planta de la anterior iglesia medieval. La historiadora Teresa Thomson ha certificado que el 26 de septiembre de 1741 el justicia, los regidores y el ayuntamiento de Belmonte arrendaron a favor de Cosme Bayod la fábrica de esta iglesia. Muy pronto debieron iniciarse los trabajos, pues la inscripción que se conserva en el arco de ingreso muestra la fecha de 1742. Cosme Bayod cedió la obra en 1746 a Simón Moreno y éste, en 1770, traspasó a José Sastruz la construcción de la torre de tres cuerpos.
Esta majestuosa obra barroca fue realizada en mampostería y cantería. Tiene planta rectangular dividida en tres naves de igual altura y crucero alineado. Está diseñada bajo la idea de iglesia-salón, muy propia del siglo de la Ilustración o de las luces. Su fachada está adornada con una especie de retablo de piedra rematado con el escudo de Belmonte. La joya de este templo es su órgano barroco de entonación mayor cuya obra fue encargada en 1747 por el ayuntamiento de Belmonte a los maestros organeros de Calanda, Francisco y Antonio Turull.
La iglesia perdió sus ocho retablos barrocos en la guerra civil de 1936 a 1939. En 1963, se le aplicó la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II y la nueva mesa de altar así como los tres zócalos-retablos fueron elaborados, en madera de olivo y clavos de hierro forjado, por tres artesanos locales: el carpintero Pablo Martín y los herreros José y Andrés Pérez.
Ermita de San José
El acceso a esa ermita se hace desde la carretera A-2409 a unos 1.5 kilómetros dirección N-232 desde Belmonte de San José. Veremos a la izquierda un cartel con la indicación para el acceso.
Edificio en mampostería y cantería con carácter civil producido por la envoltura de la casa del ermitaño. A la capilla se accede por un pórtico sobre el que se sitúa la citada casa. En el interior descubrimos su verdadera estructura; de una sola nave, testero recto y cubierta con bóvedas de medio cañón. La decoración mural de su interior pertenece al siglo XIX aunque ha sufrido varios repintes a los largo de su historia.
Un relieve de transición
El lugar desde donde está tomada la foto se conoce como «La Predicadera«. Ronda los 700 metros de altitud y es uno de los lugares desde donde mejor se alcana una visión global de las tierras del Mezquín y del resto del Bajo Aragón. La sierra de La Ginebrosa es una de las estribaciones marginales de La Depresión del Ebro, haciendo al mismo tiempo de avanzadilla de la Cordillera Ibérica. Su altitud no supera los 1.000 metros, destacando lugares como los Cirerals, las Fajas, la Sierra de la Bimenera, los Puntals, el Tossal Gros y la Tossa (muchos de estos puntos quedan a nuestra espalda). En un primer plano podemos ver el Barranc Fondo, tremenda brecha natural que a modo de garganta ha ido tallando el rio Mezquín. La Central Térmica de Andorra se localiza en la amplia llanura que muchos Bajoaragoneses conocen como El Plano. Las poblaciones de Torrecilla, Torrevelilla y La Codoñera son fácilmente identificables así como las Ermitas de Castelserás y Valdealgorfa, y el polígono industrial de Las Horcas, que nos indica la proximidad de Alcañiz.
El entorno del Mezquín ofrece variados contrastes paisajísticos. En las tierras llanas la intervención humana ha sido dañina para la evolución de la vegetación, empobreciendo la cubierta vegetal. El matorral existente en estas zonas corresponde a un tipo de vegetación esclerófila de hoja dura y persistente. Podemos encontrar coscojos, enebros, aliagas, espinos negros, romeros, espliego, tomillo y diversos tipos de jaras, entremezclados con masas de pinar mejor o peor conservado que corresponden al dominio del pino carrasco (Pinus halepensis). Esta es una especie muy frugal y resistente.
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